miércoles, 25 de febrero de 2015

Un poco sobre mí... Y sobre él.

A veces tengo muchísimas ganas de escribir, pero no se sobre qué. Lo primero que se me ocurre es él. Como siempre… Siempre pienso en él, siempre quiero hablar sobre él, y escribir sobre él, y escuchar sobre él, y verlo a él. Curiosamente, él no. Claro, por qué querría eso sobre mí? No me conoce… O si, pero solo superficialmente.
Nos conocemos por nuestras familias. Entonces nos saludamos en las fiestas, o cuando nos vemos en la calle. Y yo siempre torpe, siempre nerviosa, siempre avergonzada. Pero hay una razón: cuando me mira siento que me desnuda, metafóricamente claro… Cada vez que me mira a los ojos siento derretirme por dentro, y en mi intento de querer que el no lo note, creo que lo nota aun más. Si, digamos que es así exactamente como me siento… Frustrada. Es decir, qué tan difícil es, a mi edad, hablar con un chico? Se supone que a esta edad no me importa nada de nadie, que voy por la vida chocándome con el mundo. Bueno, yo soy todo lo contrario. Suelo creer que maduré muy rápido, porque a mí si me importa, me importa todo. Absolutamente todo. Y eso, aunque algunos dicen que es envidiable, con mis 16 años, yo creo que es un error, que me perjudica.
Si hablo de mi problema para relacionarme con él con cualquiera de mis amigas, me diría que le hable. Claro, así de fácil. Y de qué le hablo? De qué le puedo hablar a un chico de casi 21 años, que tiene novia, problemas familiares, muchos amigos y un desinterés total en mí. Es decir,  por eso me gusta, obvio. Porque me gustan los desafíos… O mejor no, no me voy a hacer la aventurera. No me gustan los desafíos, mi problema es que soy tonta. Si, básicamente eso. Quiero decir, hace 5 años no lo supero, eso ya no es un desafió, es el límite de la tontera. Me gusta porque no me mira, porque es el único que no me mira.
Y si, era necesario decirlo. Aunque no me guste aceptarlo, es necesario para que entiendan la situación en la que me encuentro. No me gusta llamar la atención, pero lo hago. Inconscientemente, obvio. Según mi mama, es porque soy linda. Pero dejemos en claro algo… Es mi MAMA. Nómbrenme una madre que no le diga que es linda a la hija.
Tengo los ojos verdes. Si, eso es todo. Soy morocha de ojos verdes, nada más. Nada del otro mundo en mi cara. Es mas, tengo los dientes un poco torcidos. Pero, me gusta mostrarme. Y tengo qué mostrar, sin modestia. Y es por eso que me miran. Aunque, no todo es lo que parece. No me quiero tanto como suena en este párrafo.
En realidad me odio, porque soy gorda. Y porque si fuera flaca, seria realmente bonita, y porque no puedo parar de comer, y porque aunque haga dieta, el cambio físico nunca se nota. Y porque estoy tan acomplejada que aunque el sol queme la tierra, a mi nunca me van a ver en short en la calle. Si, estoy llena de trastornos. Algunos desde chica, otros que los fui adquiriendo con el tiempo. Por eso no lo culpo por no mirarme… Es decir, yo tampoco me miraría.
Necesitaba escribir todo esto. Creo que me saque parte de un peso de encima.
Es bueno escribir. Me ayuda bastante a procesar la realidad. Por eso, trato de escribir siempre. Sobre mí, sobre él, sobre la sociedad, sobre lo que me gusta y lo que me molesta, con la esperanza de que algún día alguien me lea; aunque se que también eso es imposible.

Podría escribir de tantas cosas más. Pero siento que molesto a alguien, siento que hay alguien al que no le gustaría leer esto. Creo que es por mi madre… Aunque no puedo preocuparme por todos los que me rodean, y si a mi me hace bien escribir, creo que eso es lo que haré por ahora…

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