lunes, 2 de marzo de 2015

Cansancio

A veces quiero que nada de todo esto sea real... Que sea solo un mal sueño o una pesadilla.
Me castigo por los errores de la gente que me rodea. Y me castigan por los errores de la gente que me rodea.
Pero de tanto sufrir, cambias, crecer, aprendes, te transformas.
Y yo estoy segurísima de que esta vez si aprendí algo de todo esto.
Aprendí que quizás no son ellos los que me castigan a mí por mi sobrepeso. Aprendí que soy yo la que me castigo, la que se odia. Aprendí que no a todo el mundo le dan asco las gordas, pero que, sin embargo, a mi si. A mí si me dan asco. A mí si me doy asco.
Soy demasiado cobarde como para buscar una salida. Buena o mala. Ninguna de ambas. No lo se, quizás, no este lista para tomar decisiones aun. Quizás, aunque yo sienta que estoy preparada para lo que sea, no lo estoy. Y es eso lo que te va matando de a poco. Esa sensación de poder, aun sabiendo que no podes. Esa ilusión  de sentir que quizás algo de tanta mierda pueda cambiar; pero no, no cambia.
No tengo tanta voluntad como para hacer un tratamiento arduo y costoso, con el que lo que mas voy a conseguir es sufrimiento. No tengo ganas de ver a alguien todas las semanas que me pregunte que comí, y que me haga sentir culpable por eso. Ya tengo demasiado con la culpa que puedo sentir yo sola, como para que venga alguien y me tire mas culpa encima.
Lo intente. Lo intente por mis propios medios. Hice gimnasia y trate de no comer tanto. Al parecer me ayudo. Todo el mundo lo notaba. Menos yo. En la báscula solo fueron unos 3 o 4 números diferentes.
También intente la salida rápida, la mala, la no recomendada. Pero tampoco funciono. Cuando lo estaba haciendo sentí que no podía hacerlo, y la cobardía se volvió a apoderar de mí.
Y también intente la última opción, la más rápida, la más eficaz. Sabia que haciendo eso dejaría de sufrir para siempre. Todo se acabaría en aquel instante. Pero no pude. Simplemente me puse a pensar en mis abuelos, y en mi mama. Y aunque yo a veces me queje de ellos, ellos son mi familia. Lo único que tengo. Lo que se que no me va a abandonar, sea gorda, flaca, linda o fea.
Me gustaría sentirme así de tranquila y segura con todo el mundo a mí alrededor.
Me gustaría poder confiar más en los demás, y en mi misma.
Pero no puedo...

Y cada día es más monótono y más triste así.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario